Es una casa construida en Luis Beltran, entre todos los vecinos como parte de un proyecto para solucionar la urgencia habitacional del barrio.
No se trata solamente de hacer un muro que sostenga el techo, que cubra del frío y del calor: cada pared tiene su imagen, con pedazos de azulejos rotos o modelado directo: peces, corazones, líneas ornamentales.
Cada imagen en la pared es también una ventana: que conduce a cada uno a dónde quiera, que permite imaginar y sentir, ver qué hay del otro lado.
Y la pueden hacer todos: los nenes que decoran su futuro cuarto con una moldura, cualquier vecino o alguien de otro lado que venga a ayudar.
Hacerla o verla, producir la imagen, cada vez.
¡Yo también soy pintor!, dirá el maestro ignorante.
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